sábado, 12 de marzo de 2016

El paro y sus consecuencias


La evolución del desempleo depende de los ciclos económicos: tras la crisis de los 90, en 1996 empezó un ciclo de bonanza y crecimiento basado en el sector de la construcción y que atrajo numerosa inmigración, pues tuvo lugar la famosa burbuja inmobiliaria al construirse casi el doble de viviendas de las necesarias (300.000 anuales) unido a un crecimiento especulativo de su valor que hoy se está ajustando. A partir de 2008 empezó la grave crisis global a cuyos efectos se añaden las particularidades coyunturales españolas. Pues la deslocalización industrial, la caída de la construcción con toda la economía de escala que arrastró o los recortes públicos fueron algunas de las causas que generaron una grave crisis que todavía persiste. De hecho, en enero de 2016 el paro fue del 20,5% con más de 4 millones de desocupados, aunque sus cifras en los últimos tiempos han iniciado una ligera reducción por diversos motivos: retorno de extranjeros, emigración de españoles, modificación de las estadísticas y más jubilaciones que entradas de población joven en el mercado laboral. El 90% de los contratos son temporales y bastante precarios.
Ver datos y gráficos en : http://www.datosmacro.com/paro/espana


El paro femenino es mayor que el masculino aunque las diferencias se han ido reduciendo, destaca el paro juvenil (23,3% de media europea y 45% en España). En cuanto a los jóvenes, destaca que en la etapa anterior muchos de ellos abandonaron los estudios por el atractivo a corto plazo de un trabajo rápido en la construcción o servicios, estas personas tienen carencias de formación actualmente. También destaca el número de universitarios de las últimas promociones que se encuentran ‘atascados’ por la situación y optan por la fuga de cerebros, hecho que perjudica a España porque emigran los jóvenes más preparados y en los que se ha invertido mucho dinero y esfuerzo en su formación. Sin embargo, tanto  dentro como fuera de nuestras fronteras, suelen sufrir una sobrecualificación  laboral como se puede visualizar en la película "Perdiendo el Norte".
Destaca la gran diferencia de los indicadores económicos entre las autonomías del norte y el sur, con hechos como la enorme diferencia entre la tasa de paro de Euskadi y la de Andalucía.

Principales consecuencias del paro:
1.     Disminución de los ingresos de las familias, por lo que éstas tienen que reducir su nivel de vida. Las consecuencias de este hecho no son sólo económicas, sino también sociales, y se agravan por el hecho de que el paro suele afectar con mayor intensidad a los sectores más débiles de la sociedad. Se produce un círculo vicioso: a más desempleo, menos consumo y más incertidumbre.
2.    Reduce los ingresos e incrementa los gastos del Estado. Por un lado, el aumento del paro disminuye la recaudación de impuestos tanto directos como indirectos; los primeros como consecuencia de la reducción de los ingresos familiares que tributarán por cantidades inferiores en el impuesto de la renta (reduciéndose también las cotizaciones a la Seguridad Social) y los segundos por la reducción del consumo que disminuirá la recaudación por IVA y otras tasas. Pero los efectos nocivos no acaban aquí, ya que el Estado debe hacer frente al aumento de los pagos por prestaciones al desempleo por lo que dispone de menos recursos para dedicar a otras partidas de gasto, tiende a recortar.
3.     Aumenta la angustia de los afectados e influye en la determinación de su plan de vida y su planificación familiar. Los jóvenes deben postergar su edad de emancipación ante la imposibilidad de acceso a la vivienda y de creación de una unidad familiar con unos ingresos estables, asimismo provocan una disminución de la natalidad y retrasan la edad a la que se tienen los hijos.
4.     Reduce la inmigración (incluso se invierte), pues no se ofrece trabajo, y aumenta la fuga de cerebros. Provoca envejecimiento demográfico y la pérdida de los trabajadores más cualificados.
5.   Incremento de la economía sumergida. Muchos parados hacen trabajos en negro que complementan las pensiones de desempleo, o bien perciben únicamente ingresos por trabajos no declarados. También numerosas empresas utilizan argucias legales y corruptelas para reducir sus impuestos. Estas prácticas desencadenan un círculo vicioso.